Las Delta Acuáridas del Sur ya están activas y ofrecerán un fascinante espectáculo en las noches de invierno chilenas. Esta lluvia de meteoros, que cruzan el cielo como flechas luminosas, es la oportunidad perfecta para abrigarse y disfrutar del firmamento. 

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En las próximas noches, especialmente en su punto álgido, será posible observar hasta 25 meteoros por hora, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. Este fenómeno no solo es una maravilla visual, sino también el rastro que dejó el cometa 96P/Machholz, el verdadero artífice de esta exhibición celestial.

¿Cómo y cuándo ver las Delta Acuáridas desde Chile?

Si el clima lo permite, el mejor momento para observar las Delta Acuáridas del Sur será entre las 00:00 y las 05:00 horas del miércoles 30 y jueves 31 de julio. No se necesita telescopio ni binoculares; la observación a simple vista es ideal, ya que permite a la visión periférica captar los rápidos destellos. 

Busca un lugar cómodo al aire libre, preferiblemente oscuro y despejado, y dirige tu mirada hacia el este o el cenit. Este 2025, las condiciones serán óptimas: la Luna estará en fase menguante, con solo un 40% de iluminación, reduciendo la interferencia lumínica. Las mejores zonas de observación en Chile se extienden entre Atacama y Aysén, especialmente en sectores rurales o precordilleranos sin contaminación lumínica.

¿De dónde vienen las Delta Acuáridas y el cometa 96P/Machholz?

Nombradas por la constelación de Acuario, de donde parecen surgir, las Delta Acuáridas son en realidad residuos del cometa 96P/Machholz. Este cometa, que completa una órbita solar cada 5,3 años, deja a su paso una nube de partículas. Cada vez que la Tierra se cruza con este rastro de escombros, diminutas rocas y polvo ingresan a nuestra atmósfera a altísimas velocidades —a veces más de 40.000 km/h—, y la fricción con el aire las incinera, produciendo los meteoros visibles.

El cometa Machholz, identificado en 1986, destaca por una composición química tan singular que algunos astrónomos especulan con su posible procedencia interestelar, lo que significa que su viaje podría haber comenzado mucho más allá de nuestro propio sistema solar.